El Silbon

 

El Silbón


En los vastos llanos venezolanos, donde la oscuridad se adhiere como un velo nocturno, una figura condenada deambula, tejiendo el eco de su destino en un silbido que helaría la sangre del más valiente. Este espectro sin rostro, conocido como el Silbón, es la manifestación de un pasado maldito, un castigo divino que se despliega con terrorífica precisión.

La leyenda inicia con un joven llamado Rafael, poseedor de una crueldad insondable. En un estallido de violencia, mató a su propio padre, cruzando la línea entre lo humano y lo abominable. La maldición que le siguió fue invocada por su propio abuelo, quien con pesar y furia lo condenó a vagar eternamente con los huesos de su progenitor en un saco, recordatorio perpetuo de su crimen atroz.

Las noches se convierten en el escenario de su maldición, y el aire vibrante con un silbido siniestro anuncia su presencia. Este no es un simple sonido; es la antesala de la tragedia, el preludio de su aparición espeluznante. Su silbido se acerca y se aleja, envolviendo a los incautos en un abrazo tétrico de la muerte.

El Silbón acecha a aquellos que han bebido, una preferencia macabra que agrega un matiz más oscuro a su leyenda. Se dice que, si escuchas su silbido mientras tus labios aún están impregnados del elixir del alcohol, la muerte se materializará. La entidad se desvanecerá de las sombras, una figura espectral con la boca abierta en un grito silencioso, listo para llevarse consigo al bebedor imprudente.

Los que han sentido el escalofrío del Silbón relatan encuentros inquietantes. Algunos afirman haber visto sus huesos descarnados brillando en la penumbra, mientras que otros describen su presencia como una oscuridad palpable que absorbe la luz.

Los lugareños advierten a sus hijos sobre el peligro del Silbón, instándolos a alejarse de su silbido desgarrador que se cierne en la brisa nocturna. El viento parece llevar consigo los lamentos de su víctima eterna, un recordatorio sombrío de que incluso en las vastedades silenciosas de los llanos, el pasado puede emerger en formas terroríficas. El Silbón, con su carga espectral y su silbido estremecedor, persiste en la leyenda, recordando a todos que la maldición puede resonar más allá de la tumba.





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