La Sombra del Trauco

 

La Sombra del Trauco


En los rincones más oscuros de los bosques chilenos, donde los árboles susurran secretos y la oscuridad se espesa como un manto, la leyenda del Trauco cobra vida, tejiendo una trama de horror que arroja sombras inquietantes sobre aquellos que se aventuran en la penumbra.

El Trauco, una figura diminuta y horrenda, se desplaza sigilosamente entre los árboles. Sus ojos, profundos como abismos, destilan malicia. Su rostro está envuelto en sombras, solo susurros de su presencia traen consigo un escalofrío que serpentea por la espina dorsal.

Cuentan que el Trauco no es solo una entidad maligna, sino un encantador astuto que utiliza su apariencia engañosa para seducir a las almas desprevenidas. Se mimetiza con la maleza, adoptando la apariencia de un leñador apuesto, con un sombrero que oculta su rostro y una pipa que exhala un humo oscuro, como si fuera el aliento mismo de la noche.

Las mujeres, especialmente, son su objetivo. En la quietud de la noche, el Trauco susurra melodías hipnóticas que acarician los oídos de las incautas. Bajo el hechizo de su encanto, las víctimas son arrastradas hacia el bosque, donde la oscuridad se cierra a su alrededor como un ataúd.

La leyenda toma un giro más espeluznante cuando se revela el verdadero rostro del Trauco. Su apariencia aterradora se manifiesta, una criatura grotesca con garras afiladas y una sonrisa malévola que desgarra la realidad. En su abrazo, las víctimas desaparecen, absorbidas por la oscuridad que él mismo personifica.

Los aldeanos, temerosos de su presencia, recurren a amuletos y cánticos protectores. Pero el Trauco es astuto, una sombra que se desliza entre los pliegues del miedo. Cuando la luna se oculta y la negrura lo envuelve todo, el Trauco sale de las sombras, dispuesto a cazar almas desprevenidas.

La leyenda del Trauco persiste como un cuento de advertencia, una historia que resuena en las noches silenciosas. Porque, en los bosques chilenos, la sombra del Trauco acecha, recordándonos que la belleza puede ser la máscara que oculta el terror más profundo.







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