El Faro
El Faro
Había una vez un pequeño pueblo rodeado de densos bosques. En este lugar, se contaba la leyenda de un antiguo faro abandonado en lo alto de un acantilado, cuya luz solía guiar a todos los barcos en el mar, evitando chocar contra el pueblo. Se decía que aquel faro estaba maldito, y que quien se aventurara a acercarse nunca regresaría a ver la luz del dia jamas.
Un grupo de jóvenes, desafiando todas las advertencias de los lugareños, decidió empreder la aventura de explorar el misterioso faro, era una noche tan oscura con una bruma y espesa, que no tenian casi visibilidad . Con linternas en mano y risas nerviosas, comenzaron por el sendero rocoso hacia la estructura en ruinas.
Al llegar, las puertas chirriaron al abrirse, era un sitio muy antiguo, revelando un interior cubierto de polvo, telarañas y sombras danzantes. Una sensación de inquietud se apoderó de ellos mientras ascendían por la estrecha escalera de caracol que llevaba al viejo faro.
Al llegar a la cima, una luz tenue parpadeaba intermitentemente, proyectando sombras y lo abandonado de las paredes descascaradas. De repente, un grito seco rompió el silencio: uno de los jóvenes había desaparecido.
El pánico se apoderó del grupo. vieron que no era un juego, e Intentaron por todos los medios retroceder, pero la puerta que habían atravesado segundos antes ya no estaba. Quedaron atrapados en aquel faro que parecia tener vida, con la sensación de que algo los observaba desde las sombras.
Con cada parpadeo de la luz, las sombras parecían cobrar vida, retorciéndose y contorsionándose como si fueran entidades propias. Los jóvenes, temblando de miedo, se dieron cuenta de que estaban atrapados en una danza macabra, siendo parte de una antigua maldición.
Cuando la luz se apagó por completo, el faro se sumió en una oscuridad total. Los gritos se desvanecieron en el abismo y el eco de las risas nerviosas se convirtió en un silencio sepulcral. dejando en el olvido y sin el rastro de esos Jovenes, que decidieron hacer visita al faro como algo juvenil y terminaron en la nada. Desde entonces, nadie se atrevió a acercarse al faro maldito, y los lugareños juran haber escuchado lamentos y susurros provenientes de lo alto del acantilado en las noches más oscuras, pero sin ningun ser humano volver a investigar.
Asi termina nuestra primer cuento de miendo entre letras.
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